Como padres de 4 niños pequeños, mi marido y yo entendemos por qué la Navidad puede ser a la vez “la época más maravillosa del año” y también una de las más ajetreadas y estresantes. Los medios de comunicación seculares presionan para que la temporada sea “mágica” para los niños, pero también queremos asegurarnos de que hacemos todo lo que se supone que deben hacer las “buenas familias católicas”: encender la corona de Adviento sin que uno de los niños prenda fuego al salón (o a un hermano), acordarse de poner los zapatos para la fiesta de San Nicolás (o cuando San Nicolás “se acuerde” de pasar por allí), intentar no perder las piezas del Árbol de Jesé y, en definitiva, enseñar a nuestros hijos que Jesús es el motivo de la temporada.
Incluso para los matrimonios que no tienen hijos en casa, las vacaciones pueden ser una época muy agitada. Siempre hay una cosa más que hacer, una fiesta más a la que asistir, una galleta navideña más que hornear, y antes de darnos cuenta hemos pasado del fin de semana de Acción de Gracias a la Nochevieja en un abrir y cerrar de ojos. Aunque podríamos pensar que el Adviento y la Navidad deberían ser la versión católica de una película de vacaciones de Hallmark, la realidad es que, como matrimonios en cualquier época de la vida, podemos perder fácilmente el contacto entre nosotros y olvidar de qué tratan estos días sagrados.
Entonces, ¿cómo podemos hacer que nuestro matrimonio sea una prioridad durante esta época del año? Mi recomendación es que te acuerdes de mantenerlo súper sencillo. ¿Qué es una cosa que ustedes se comprometen a hacer como matrimonio en este tiempo de Adviento? Sí, hay devociones que podemos hacer con nuestros hijos, y novenas en las que podemos participar con la comunidad parroquial, e incluso hay devociones que podemos hacer por nuestra cuenta. Pero tómense un tiempo para discutir como pareja lo que se comprometen a hacer juntos que les ayude a frenar y reagruparse durante el Adviento. Tal vez sea un rosario diario o semanal con los dos solos, o reservar tiempo para leer las Escrituras o rezar la Novena de San Andrés. Tal vez sea ser rezar juntos de manera más intencional cada día como pareja. No tiene por qué ser complicado.
Recuerda también que tu matrimonio es un sacramento de servicio. Como parejas casadas, estamos llamados a ser un regalo el uno para el otro y para el mundo entero. Servimos a la Iglesia dando testimonio del amor de Dios en el mundo. Aunque hay muchas devociones y actividades diferentes en las que podemos participar durante el tiempo de Adviento, quizá el mayor regalo que puedes hacer a Jesús este año es un compromiso renovado de crecer en santidad como pareja y confiarle tu matrimonio. ¡Pero no te olvides de mantenerlo súper sencillo!